Mira que se le dan vueltas en las empresas a la estrategia, los planes, los objetivos, los indicadores y el sursum corda.
Y, a veces, de tanto marear la perdiz se acaba perdiendo la perspectiva de las cosas.
Digo esto porque hay básicos muy básicos que, por mucho marketing que les pongas encima, no hay forma de pasarlos por alto.
Estoy pensando en la autoridad y lo fácil que es perderla.
El otro día le leí a
en Linkedin algo parecido a que marca personal es el perfume que utilizas. Sin embargo, reputación es el olor que dejas cuando te vas.Creo que le cito más o menos bien. Si no es el caso invoco al espíritu de Yoriento a que me rectifique.
Bueno, pues algo así pasa con la autoridad. Y desde luego no estoy hablando de ser borde, ponerse estupendo con los clientes ni nada por el estilo. La autoridad es otra cosa, no tiene nada que ver con la mala educación.
Como marca te puedes atribuir una determinada autoridad, la que sea que os caracteriza.
Te pongo algunos ejemplos reales que he ido viendo por ahí:
🚚 Puedes decir que sois los más rápidos.
🏪 O que tenéis más puntos de venta que nadie.
🤝 O que sois los únicos que no trabajáis con distribuidores.
🚄 O que sois la empresa con mayor flota de camiones del sector.
O lo que sea.
Pero esa misma autoridad debe venir respaldada con integridad, porque si no la cosa tiene las patitas muy cortas.
Y fíjate que podemos hacer un pogüerpoin precioso para la junta directiva, meter palabros en inglés para parecer más sofisticados y lo que quieras. Consultolabia, ya sabes.
Sin embargo hay dos principios fundamentales que, con independencia de tu estrategia o de tu modelo de negocio, deberían estar por encima.
Son principios que nacen del sentido común que ya sabes es el menos común de los sentidos.
Aquí van:
Haz lo que dices.
Entrega más de lo que prometes.
Haz lo que dices
¿Cuántas veces no te ha pasado que, como cliente, te habían prometido una garantía que luego no se cumplía?
¿Cuántas veces te prometieron un plazo de entrega que luego resultó ser una risa?
¿Nunca has encontrado una publicidad tremendamente exagerada?
¿Compraste algo que luego te pareció un auténtico engaño, con defectos que nadie te avisó?
Yo lo tengo claro, clarinete.
Es mucho mejor a largo plazo ser honestos y, si hay un problema, decirlo lo antes posible. Por supuesto, también buscar soluciones. Claro que sí.
Hay momentos en los que hay que poner en la balanza el inmediato beneficio económico contra la honestidad y la integridad.
Lo único que hay que hacer, y mira que parece sencillo, es mantener la palabra dada. Debería estar de más decirlo, y sin embargo es importante recordarlo: nunca debes exagerar ni mentir.
Así de simple, así de comprometido. Fíjate qué fácil es perder la autoridad y, sin darte cuenta, parecer más falso que Trump en un confesionario.
Lo ves continuamente en páginas web y todo tipo de publicaciones corporativas. Todo perfecto, todo superlativo, todo lleno de adjetivos grandilocuentes. Como si las cosas fuesen perfectas, sin fisuras.
Hay mil ejemplos de empresas que fracasaron comercialmente y nunca quisieron entender porqué. Tal vez porque es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio.
Por eso los principios, los valores, deben estar por encima de la estrategia y el regate corto.
¿Prometes algo?
Cúmplelo.
¿Tu producto o servicio tiene defectos?
No los ocultes. Al contrario, sé el primero en mostrarlos.
¿Surgen problemas?
Claro, en todas partes, la clave es que te comprometas con la solución.
Haz
lo
que
dices.
Punto.
¿Parece sencillo, verdad? Pues mira a tu alrededor y verás la de oportunidades que hay, la de veces que te darás cuenta de cómo se falla una y otra vez a la palabra dada.
Te habrás dado cuenta ya a estas alturas de que te he hablado al empezar de dos principios, y de momento solo hemos hablado de uno.
¿Emosido engañados?
A ver, en el título ya he dado alguna pista metiendo eso de (I), así que ya te puedes imaginar lo que ocurre aquí. Ésta tu newsletter publicará la segunda parte el próximo jueves.
Hablaremos de Entregar más de lo que se promete. Y no, no me he vuelto loco. No estoy hablando de bajar el margen, reventar los precios ni nada por el estilo.
Estoy hablando de dejar a tu cliente tan estupendamente contento que esté encantado de recomendarte. Incluso a su cuñado más cuñado, a ese también.
Razón, aquí. El jueves que viene a las 10:00, hora de mi casa.
💡Algo para pensar
En Estados Unidos está a punto de pasar, ya es un hecho.
En 2025 los usuarios de redes sociales superarán los 236,4 millones, por encima de los 228,6 a los usuarios de TV.
De hecho se prevé que este año el consumo de TV baje otro 1’5% en una bajada que parece imparable. Ojo, todavía la TV mantiene un fuerte consumo en horas de vídeo por encima de las redes sociales.
Pero está claro hacia dónde van las cosas, si es que no estaban suficientemente claras.
Me da la impresión de que en unos años la TV va a tener que replantearse muchas cosas, más todavía de lo que ya lo ha hecho, y al estilo de lo que ya pasó con la prensa. Con unas audiencias que no paran de caer y con contenidos a la carta por tierra, mar y aire hay proyectos que tendrán difícil encaje.
Un tiempo interesante el que nos ha tocado vivir. Ayer mismo leía que se prevé un incremento de la venta de libros en papel en los próximos años. Algo así como lo que le pasó al vinilo.
¿Será la TV el próximo vinilo? Seguro que nos enteraremos de los cambios por alguna red social, eso parece seguro.
Fuente: emarketer. Social media users will surpass linear TV viewers next year
📕Leer es de guap@s
La semana pasada preguntaba si la sección debía seguir siendo semanal o mejor lo dejaba en algo mensual…y la respuesta fue claramente a favor de la opción “semanal”.
Nota al margen: debo confesar algo, me di cuenta de que la configuración ocultaba el resultado a los lectores y fui a cambiarlo. Lo que no sabía es que al tocar la configuración la encuesta se reiniciaba, con lo que se perdieron los votos acumulados…En fin, una cosa más de Substack que he aprendido a leches.
A lo que vamos, por el momento se va a quedar en semanal.
Hace pocos días Rafael Castón hablaba del marco de persuasión y su influencia en nuestras estrategias. Y su post me ha traído a la memoria este libro de Josep Sugarman, la leyenda del copywriting: “Los resortes psicológicos de la venta”. Si al leer copywriting ya se te ha puesto el gesto torcido, no te dejes engañar, es un libro del que puedes aprender un montón.
No es el mejor libro de Sugarman, pero contiene decenas de lecciones sobre persuasión que CUALQUIERA puede aplicar a su negocio, sea grande o pequeño.
Por cierto, volviendo a Rafa, su newsletter pasa a llamarse este septiembre Negocios Digitales y la cosa promete, yo no le perdería el rastro.
Cuídate,
Agustí López
P.D: Sugarman, ya te lo he dicho, es una leyenda del copywriting. Sin embargo, cada vez que escucho o leo su apellido no puedo dejar de pensar en otro SugarMan:
Su historia, la de Sixto Rodríguez, es tan bestia, tan increíble, que da para mucho más que una postdata. Y además contiene algunas lecciones interesantes para tu empresa. Si te apetece saber más, deja un comentario.
¡Hola, Agustí! Me ha encantado tu artículo sobre la autoridad, un tema súper importante y muy bien explicado. Justo mañana voy a hablar en mi publicación sobre la importancia del marketing relacional, centrándome en cómo fidelizar a los clientes y ofrecerles un buen servicio. Creo que ambos temas están muy conectados, y me gustaría mencionarte en mi artículo, ya que lo que has escrito me parece muy alineado con lo que quiero compartir.
¡Gracias por el contenido!
Cuando trabajo con clientes B2B a los que le ayudo a mejorar la experiencia de cliente les ayudo a trabajar las siguiente 5 cosas de forma secuencial:
- Define la promesa de la experiencia. Aquello que quieras que sienta cada vez que interactúe contigo.
- Esa promesa se concreta en interacciones por distintos canales y diferentes productos
- Esas interacciones generan un recuerdo que le hace actuar de una forma a futuro (recomendar, irse de la compañía, permanecer, hacer recompra...)
- Todo eso genera una opinión
- Esa opinión genera una reputación
Si la parte inicial de esos 5 puntos (promesa que comunicas) no coincide con la parte final (reputación) se forma lo que se llama una ruptura de la experiencia.
Y eso se produce cuando NO HACES LO QUE DICES. Cuando se da esa ruptura los resultados de negocio a futuro se ven muy afectados.
Tu post me ha recordado a justo todo esto que hago, Agustí.