(spoiler: sí)
La mayoría de pymes no necesitan más productividad.
Necesitan más honestidad.
Y no me refiero a la honestidad del tipo no engañar con los plazos (que también). Me refiero a la otra: la de mirar de frente cómo se trabaja, cómo se decide, cómo se comunica.
Y admitir que está todo mal. O, al menos, bastante peor de lo que se quiere aparentar.
Porque sí: puedes tener una empresa rentable y un equipo comprometido y seguir funcionando con un sistema operativo de la Edad del fax. Puedes tener reuniones semanales, hojas de cálculo compartidas con colores que indican estado y hasta la misión-visión-valores colgada en la pared… y aun así tener una cultura de trabajo basada en el caos, la intuición y el “si eso ya lo vemos”.
Porque lo que no se ve no se arregla. Y la mayoría de síntomas de mala gestión no vienen con luces de neón ni pitidos de alerta. Son sutiles. Se cuelan por la rutina. Se camuflan de buena intención. Y acaban drenando tiempo, energía y credibilidad en lo que tarda Trump en meter la pata.
Así que hoy no traigo fórmulas.
Traigo un espejo.
✅ ¿Mini-auditoría o espejo roto?
Haz la prueba. Lee cada pregunta y contesta en serio. Nadie está mirando, nadie te ve. Puedes responder con total sinceridad que no va a pasar nada, nadie te va a juzgar.
Responde como si fueras ese nuevo empleado que lleva tres semanas y todavía no está contagiado de vuestros sistemas.
¿Tienes reuniones que no sabes para qué sirven, pero que se mantienen porque siempre se han hecho?
¿Cada nuevo cliente provoca un pequeño caos operativo?
¿Hay temas que se comunican por Whatsapp, otros por mail, otros por Teams, y seguís sin saber cuál es el canal oficial?
¿A menudo hay que rehacer algo porque la información no era clara?
¿Tu equipo pide más autonomía pero luego consulta cada pequeña decisión?
¿Tienes objetivos definidos, pero nadie sabría repetirlos sin mirar la web?
¿La frase “esto no es prioritario” se ha convertido en comodín para todo lo que incomoda?
¿Hacéis evaluaciones solo cuando hay problemas o alguien se va?
¿Sabes qué hace cada persona del equipo, sin necesidad de preguntarlo?
¿Marcáis objetivos al tuntún sin valorar los medios necesarios?
No hace falta que me mandes los resultados. Pero estaría bien que se los contaras a alguien.
Porque, a veces, lo más revolucionario que puede hacer una pyme es sentarse media hora y hablar con claridad de lo que ya todo el mundo intuye.
🚨 Diagnóstico express
Haz tus cuentas. No se trata de ser perfecto, pero sí de tener conciencia.
0-2 “síes”: estás mejor de lo que crees, pero no te confíes.
3-5 “síes”: estás en la zona gris. Lo urgente pisa lo importante. La cultura se diluye.
6 o más “síes”: tu empresa no necesita un nuevo plan. Necesita una conversación seria.
10 “síes”: define tú cómo lo ves…
Y si después de esta auditoría te has quedado con mal cuerpo… bien.
Porque significa que ves lo que antes no querías mirar.
📉 ¿Qué tiene que ver esto con la productividad?
Todo.
Porque la productividad no se arregla con herramientas.
Ni con apps, ni con técnicas de time-blocking, ni con listas de tareas compartidas.
La productividad es un síntoma. No el problema.
Y en muchas empresas con las que he trabajado, lo que hay detrás de los síntomas de baja productividad es siempre lo mismo: un sistema operativo de equipo que no se ha diseñado. Que se ha dejado crecer como un seto sin podar.
Si no sabes para qué sirven las reuniones, no es un problema de agenda: es un problema de foco.
Si cada persona entiende diferente lo que significa “prioritario”, no es un problema de comunicación: es un problema de liderazgo.
Si las decisiones, las acciones y los recursos no son coherentes con los objetivos, no es un problema de ejecución: es un problema de coherencia.
¿Ves por dónde voy?
Gestionar bien no es trabajar más.
Es hacer que trabajar tenga sentido.
🧠 Volvamos al sistema operativo
Hace unos meses escribí sobre esto: El sistema operativo de un equipo que funciona.
Resumido en tres grandes pilares: organización, mentalidad y foco.
Pues bien, esta mini-auditoría no es más que una linterna para detectar en cuál de estos tres pilares tienes goteras:
Si fallan las reuniones, los roles o la claridad de procesos, tienes un problema de organización.
Si nadie dice lo que piensa, si hay miedo a equivocarse o si se trabaja desde la desconfianza, el problema es de mentalidad.
Si no hay prioridades claras, si todo cambia según el viento del cliente o del jefe, el problema es de foco.
Y ojo: el problema no es que haya fallos.
El problema es no tener un sistema que permita verlos, hablarlos y corregirlos antes de que se vuelvan estructurales.
Una cultura de gestión sana no se basa en la perfección, sino en la conversación constante.
Y si no hay conversaciones difíciles, hay disfunciones aseguradas.
¿Y ahora qué?
Ahora, el paso difícil: hablar de ello.
Con tu equipo. Con tus socios. O contigo mismo, si estás solo.
Y si necesitas una excusa para empezar, copia estas preguntas y mándalas por email con un asunto tipo:
“Mini-auditoría de gestión (no duele, lo juro)”
“¿Puedes marcar las que reconoces? No es un examen. Es un espejo.”
A veces basta con eso.
Con abrir el melón.
La buena gestión no es heroica.
Es sistemática.
Y empieza por algo tan tonto —y tan poderoso— como hacerse buenas preguntas.
BONUS: Por si quieres profundizar
Si este texto te ha hecho pensar, aquí tienes otros artículos que conectan directamente con lo que acabas de leer:
🔦 Esto es interesante
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Porque sí:
Está todo mal, ya sabes. Pero tiene remedio.
Cuídate,
Agustí López
Más de una empresa debería hacer esta miniauditoria. Me ha recordado mucho a cuando trabajaba en start up de Connecting Visions y éramos 20 personas. Estábamos en 3 síes..
PD: Mil gracias por la mención (como siempre). Si entra algo te digo.
Últimamente estoy muy metido con eso, como hablé en mi última newsletter. Esto es como los que se quieren poner a comprar enlaces para mejorar su SEO, pero luego su página, que depende 100% de ellos, técnicamente es un mojón.
Primero tienes que optimizarte al máximo tú. Hay una frase que me gusta mucho decir en los últimos tiempos que es: "todos sabemos lo que hay que hacer, pero no lo hacemos".